Desde la Tribuna de la Ignorancia, Reflexiones de un Vecino Activo 3

El derecho a la libre circulación y estancias de personas por la  Unión Europea es uno de los pilares fundamentales de la ciudadanía que componen los países de la UE, por ser eje principal de uno de estos pilares fundamentales, se ha incluido en acuerdos  con otros países extra comunitarios  o  países asociados como son: Suiza, Noruega o Islandia; este ha sido siempre un derecho que ha suscitado diferentes tensiones desde su nacimiento en 1957 con la creación de la Comunidad Económica Europea  y las primeras disposiciones que permitían la libre circulación de trabajadores. Los trabajadores de los países receptores veían a los emigrantes como contrincantes profesionales por lo que podían peligrar sus puestos de trabajo. Fue con la aprobación del tratado de Maastricht en 1992 y la inclusión en el mismo del concepto de ciudadanía europea, por el que todos los ciudadanos y ciudadanas que tenían la nacionalidad de alguno de los países que componían la UE tenían el derecho de libre circulación y estancia en cualquiera de los  países que la componían. Este derecho fue ratificado y confirmado por el tratado de Lisboa el 13 de Diciembre de 2007, los derechos de los ciudadanos de los países que componían la UE había ido evolucionando, la ciudadanía europea iba ganando terreno al sentimiento nacional,  también gracias a la bonanza económica que regia en prácticamente toda la Unión Europea,  los ciudadanos europeos ya no veían como simples competidores profesionales y por ello, disminuido las primeras  tensiones, sobre todo en los países del Norte que han sido y son,  los mayores receptores de trabajadores comunitarios por ser los más ricos y con un nivel de vida más alto.

Los ciudadanos europeos nos acostumbramos a esta libre circulación de personas y con ellas, la competencia profesional, que ha hecho que tanto trabajadores como empresas se especializaran cada vez más, con ello  hemos  transformando el sentimiento nacional en uno más global o comunitario en el que dejábamos de percibir a estas personas como meros competidores profesionales por los que pudiera peligrar nuestro puesto de trabajo, todo ello, consecuencia también de la época de bonanza económica de la que hemos hablado antes, que a la vez, flexibilizo la entrada de trabajadores extracomunitarios para cubrir  la necesidad de mano de obra.

Esto ha hecho que con la libertad de circulación, residencia y trabajo, los ciudadanos comunitarios, extra comunitarios  y sus familias hayan también tenido acceso a la ayudas sociales que cada país pone a disposición del estado del bienestar, como así queda reflejado en los diferentes tratados firmados en la UE y que no han constituido ninguna controversia mientras la situación económica del país receptor y sobre todo las de sus ciudadanos nacionales eran buenas.

Con la llegada de la actual crisis mundial, volvieron a surgir voces discrepantes de ciudadanos de países comunitarios sobre todo del norte de la UE, que querían restringir dichos derechos y con ellos resurgieron partidos políticos generalmente de extrema derecha que canalizaron estas demandas ciudadanas con un discurso extremista y a veces xenófobos; El resurgimiento de un nuevo sentimiento nacionalista de estos partidos con discursos populistas y amparado en el apoyo cada vez mayor de ciudadanos de estos países que están sufriendo los rigores de la crisis, puede poner en jaque la estabilidad futura de la propia UE si no se toman las medidas oportunas. Se tiene que hablar claro a la ciudadanía y decirles que si cae estos derechos peligran los demás. 

El poco avance que desde la UE se ha realizado hacia una constitución europea que afiance estos derechos y con ella, la implantación y fomento del sentimiento europeísta en la ciudadanía; El mantenimiento y no eliminación de la Europa de dos velocidades por parte de los países ricos del Norte de la UE; La propia política comunitaria no capaz de avanzar como institución de primer nivel en la escena internacional; El crecimiento a consecuencia de la crisis económica del sentimiento de parte de la ciudadanía del nacimiento o resurgimiento nacionalista radicalizado y con claros tintes  de eliminación o restricción a la libre circulación, estancia o accesos a un puesto de trabajo de otros ciudadanos de países comunitarios  y la poca contundencia que desde la propia UE esta teniendo para contrarrestar este resurgimiento nacionalista podría ser la consecuencia futura de un retroceso de los derechos en la propia UE y con ellos, nos podríamos preguntar ¿Si podría  peligrar la futura viabilidad y estabilidad de la UE?

 Solo la salida de la crisis económica actual, la respuesta contundente de la UE a los países que planteen o quieran poner en práctica estas restricciones  y la dirección de las políticas comunitarias para corregir las desigualdades sociales existentes entre el Norte y el Sur europeo, puede dar futura estabilidad a los derechos actuales recogidos en los diferentes tratados europeos.